Reunión Nacional de Investigadores en Formación - 1er Encuentro Nacional de Becarios del CONICET

26 al 28 de octubre de 1984 - Universidad Nacional del Litoral - Santa Fé

 

Necesidad de apoyo tecnológico a la investigación

Sergio R. Samoilovich

El CONICET y otras instituciones estatales de investigación carecen de una sección que centralice las compras del equipamiento tecnológico de sus unidades de investigación. El titular de un subsidio debe arreglarse por sí mismo con todos los trámites que presupone una compra. Debe averiguar precios y opciones, lidiar con proveedores, personal de Aduana, fleteros y técnicos de reparaciones y mantenimiento, no siempre idóneos. La institución que otorga el subsidio se desentiende de los mecanismos y controles de la adquisición.
La creación de un departamento centralizador de compras, además de facilitar esta tarea de los investigadores y asesorarlos, redundaría en un abaratamiento de los insumos al poder hacer adquisiciones “por mayor” de materiales de uso extensivo y compras conjuntas para varios grupos de trabajo, con una mayor posibilidad de control contable. Este departamento podría canalizar todos los pedidos de insumos, y a través de un Banco de Datos ofrecer alternativas de uso compartido de equipos y de préstamos de elementos entre distintos grupos de trabajo.
Sin embargo, lo que se propone crear no es sólo un organismo “burocrático” de compras, sino de un Centro de Apoyo Tecnológico, con posibilidad de contratar o producir aquellos insumos que puedan reemplazar favorablemente a una compra costosa.
La industria privada no proporciona actualmente el apoyo técnico eficiente y barato que la investigación requiere.
Por ello, los investigadores argentinos nos caracterizamos por arreglarnos con lo poco de que disponemos, a veces con inventos y habilidades caseras. Hoy en día, las sofisticaciones técnicas, el caudal de información sobre nuevas metodologías y sus precios, nos obligan a extremar los medios de asesoramiento y organización para obtener el mayor rendimiento al menor costo.
La producción nacional de insumos para la investigación daría dos beneficios: ahorro de divisas y lucha contra la dependencia cultural y tecnológica.
Los jóvenes investigadores podríamos beneficiarnos con la creación de este Centro de Apoyo Tecnológico de varias formas. Una de ellas, al vernos liberados de las tareas domésticas y burocráticas que recaen las más de las veces sobre los más novatos de cada equipo. Otra utilidad sería la posible función docente de dicho Centro, ya que una breve pasantía por él podría ser muy instructiva en numerosos aspectos prácticos de nuestra tarea.

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